martes, 14 de agosto de 2012

Poco probable que Paul Ryan atraiga el voto de latinos. Janell Ross

Paul Ryan Latino Voters
Analistas consideran que con Ryan los republicanos aumentan los puntos en los que pueden ser atacados.
Mientras Mitt Romney estaba parado frente al USS Wisconsin el sábado por la mañana, meses de especulación sobre qué tan lejos podría llegar el virtual candidato presidencial republicano para cortejar a los votantes latinos llegaron a su fin.
El republicano Paul Ryan, católico-irlandés blanco de 42 años de Wisconsin, con una reputación de tener un conocimiento enciclopédico del presupuesto federal y una habilidad para tomar decisiones sobre el gasto doméstico poco convencionales pero dramáticas, no es un senador Marco Rubio, una gobernadora Susana Martínez o un gobernador Brian Sandoval. Estos tres republicanos latinos mencionados ocuparon un lugar en la lista de posibles candidatos a la vicepresidencia.

Al elegir a Ryan, Romney ha hecho más que eliminar la posibilidad de tener el primer nominado latino a la vicepresidencia en la historia del país. Analistas políticos le dijeron a The Huffington Post que en el lenguaje político nacional delicado, la campaña de Romney también confirmó que probablemente ve a los latinos como una parte del electorado que no puede ganar para el 2012.
“Cualquier intento de lograr adelantos en la comunidad latina, fue desechada formalmente por Mitt Romney el sábado”, dijo Angelo Falcón, presidente del Instituto Nacional para la Política de Estados Unidos (NILP), grupo apartidista con sede en New York. “Ni siquiera creo que la campaña puede pretender que tuvieron esperanzas con los afroamericanos, pero cualquier delirio sobre un intento de tener mayor alcance y que Romney se traslade al centro para apelar a los latinos, en definitiva, terminó [el sábado]”.
Romney ha demostrado su poca disposición de trasladarse al centro, donde podría apelar a una coalición más amplia de votantes, y elegir a un latino para vicepresidente nunca tuvo el impacto del que mucho se habló para atraer a las personas de color al partido republicano que se vuelve cada vez más blanco, señalaron varios analistas.
Mitt Romney y Paul Ryan
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AP
La campaña de Romney no respondió a interrogantes sobre su plan de acercarse a las minorías o los efectos que un énfasis renovado sobre el gasto doméstico y el déficit pudiera tener sobre esos votantes.
Sin embargo, la nominación Romney-Ryan del partido con candidatos listos para hablar sobre los detalles del gasto doméstico—el discurso breve de Romney el sábado incluyó un compromiso de “regresar el trabajo a Welfare” –puede conllevar una campaña llena de lenguaje codificado sobre raza, etnicidad, origen nacional y la red de seguridad social. Es una estrategia que ha movilizado a grandes masas de votantes blancos en el pasado que Romney necesita para ganar.
Elegir a Ryan y enfocarse en el gasto público significa que la campaña republicana necesita virtualmente todo tipo de votantes blancos posible, dijo Rodolfo de la Garza, politólogo de la Universidad de Columbia que estudia la opinión pública y el comportamiento político de los latinos, incluyendo a votantes de la clase trabajadora y votantes blancos pobres, mujeres, republicanos a favor de un ambiente propicio para los negocios, conservadores sociales, independientes y miembros del Tea Party.
De la Garza asegura que la estrategia de Romney de ganarse a esos votantes ahora es más clara; la decisión de mencionar Welfare y el trabajo al mismo tiempo que introdujo a Ryan el sábado no fue accidental.
En la semana anterior al anuncio, la campaña de Romney criticó una acción reciente de la administración de Obama que le permite a los estados tener mayor libertad al establecer requerimientos para los beneficiarios de Welfare. Romney ha dicho en repetidas ocasiones que la administración intenta eliminar los requerimientos de empleo.
Mientras que tal aseveración no es precisa, Welfare y viejos supuestos sobre quién recibe esa ayuda han sido un motivador eficaz para los votantes blancos, dijo de la Garza, a pesar de que los estadounidenses blancos han conformado desde hace mucho tiempo la mayoría de beneficiarios de estampillas de alimentos y ayuda de dinero en efectivo de Welfare. Posterior a la Gran Recesión, algunos que consideraban a los beneficiarios de este programa como flojos y tramposos ahora dependen de estos programas, lo que hace que los recortes a Welfare y los lineamientos más estrictos propuestos por Romney y Ryan sean una apuesta política más arriesgada.

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