Para un autócrata como Putin la protesta popular simplemente no debe existir. Fue ridiculizado en las legislativas, tratado de ladrón e impostor y ahora se dispone a pasar la factura. Apenas asumió el poder, impuso todo un arsenal legislativo para reprimir manifestaciones y erradicar las ONG.
A las Pussy Riot, les siguen en la lista el bloguero Alexei Navalny, que la justicia busca condenar a diez años de reclusión y Sergueï Oudaltsov, el líder del Frente de Izquierda, a quien arrestan por cualquier pretexto.
No hubo crimen, ni daños materiales, ni palabras subidas de tono en el texto leído por las Pussy Riot. Cuando mucho, una falta administrativa. Para la época, Tolstoi, que criticó a la Iglesia ortodoxa, fue excomulgado, pero nunca llevado ante un tribunal. Pero resulta que Putin, necesitaba un pretexto para vengarse de las Pussy Riot.
En teoría, Rusia es una república laica. No obstante, el poder ha hecho todo por asegurarse el apoyo incondicional de la Iglesia. Putin, quien se dice creyente, tiene como confesor al Padre Tikhon, un religioso reaccionario y muy cercano al FSB (la nueva KGB). A cambio, el patriarca de Moscú ha recuperado un cierto número de Iglesias y Monasterios. Dichos recintos, en Rusia, igual se alquilan para reuniones privadas, banquetes y fiestas para celebraciones tales como matrimonios, bautizos, etc.
Dicha hipocresía entre el poder y la Iglesia rusa, es parte de la denuncia de las Pussy Riot. Sin embargo, la opinión pública rusa desaprueba mayoritariamente las acciones de las Pussy Riot. No son tomadas en serio por el grueso de la sociedad, a pesar que sus discursos y proclamas están bien escritos y obedecen a una profunda reflexión y sólida estructura argumentaria. Las Pussy Riot son unas jóvenes cultivadas, con
Condenadas a dos años de presidio por haber causado “daños considerables a los valores sagrados del culto cristiano”, las Pussy Riot pagarán su pena en uno de los 46 campos de reclusión para mujeres que existen en Rusia. Centros estos, que en su mayoría conservan intacta las costumbres heredadas de los gulags estalinianos.
Sin duda, las Pussy Riot, luchan no solo contra Putin sino contra el oscurantismo en general.
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