Lo imposible fue imposible, pero 12 tipos indomables, una generación
sensacional de jugadores a lomos de Pau Gasol, dieron vida otra vez al
sueño. Por momentos hicieron temblar a la constelación de estrellas de
la NBA y a la vez que permitieron gozar de una final maravillosa, con
todas las de la ley, una de las citas prime time de los Juegos
Olímpicos, junto a las brazadas de Michael Phelps o las zancadas de
Usain Bolt. Ganó Estados Unidos, solvente, aplicado, tan consciente de
su superioridad, de ser el equipo icono, como de la necesidad de apretar
el acelerador a fondo, de actuar como un verdadero grupo cuando
enfrente está otro con el carácter combativo de España. El marcador se
cerró con un 107-100, una derrota honrosa para el equipo de Scariolo, si
es que ese calificativo es compatible con su gen competitivo,
demostrado una vez más punto por punto.
El individuo en libertad para actuar y el respeto al derecho ajeno son la paz, la ruta de los pueblos hacia el desarrollo y la prosperidad.
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