R I C A R D O V A L E N Z U E L A |
Reflexiones libertarias |
¡Peña, recluta un Turgot... con guillotina! |
Durante los últimos 200 años se ha desarrollado un fenómeno de trascendencia inigualable; la constitución del mundo occidental. En los laberintos de la historia habíamos ya conocido culturas admirables como Babilonia, Persia, Egipto y la misma China. Sin embargo, en el occidente del planeta se gestaron los planos y la construcción del mundo moderno en el cual, en estos dos siglos, se han esculpido todas las avenidas posibles del progreso de la humanidad. |
El individuo en libertad para actuar y el respeto al derecho ajeno son la paz, la ruta de los pueblos hacia el desarrollo y la prosperidad.
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lunes, 20 de agosto de 2012
¡Peña, recluta un Turgot... con guillotina!
sábado, 18 de agosto de 2012
¡PEÑA, RECLUTA UN TURGOT!
REFLEXIONES LIBERTARIAS
¡PEÑA, RECLUTA UN TURGOT!
Ricardo Valenzuela
Durante los últimos 200 años se ha desarrollado un fenómeno de trascendencia inigualable; la constitución del mundo occidental. En los laberintos de la historia habíamos ya conocido culturas admirables como Babilonia, Persia, Egipto y la misma China. Sin embargo, en el occidente del planeta se gestaron los planos y la construcción del mundo moderno en el cual, en estos dos siglos, se han esculpido todas las avenidas posibles del progreso de la humanidad. El mandato divino de los Reyes era retado en Inglaterra en una revolución que le diera vida al primer parlamento. Después los enfrentamientos ideológicos entre John Locke y Lord Fildmord alcanzarían niveles legendarios cuando una vez más esgrimieran sus armas, el primero portando sus ideas de una ley natural anterior al Estado dándole vida a los derechos del hombre; el segundo insistiendo en el mandato divino de la monarquía. Los enfrentamientos parirían la obra histórica de Locke; “Dos Tratados de Gobierno”—y la democracia moderna. Sin embargo, hay un histórico personaje que no se le ha dado la dimensión que merece en la construcción de este mundo occidental.
¡PEÑA, RECLUTA UN TURGOT!
Ricardo Valenzuela
Durante los últimos 200 años se ha desarrollado un fenómeno de trascendencia inigualable; la constitución del mundo occidental. En los laberintos de la historia habíamos ya conocido culturas admirables como Babilonia, Persia, Egipto y la misma China. Sin embargo, en el occidente del planeta se gestaron los planos y la construcción del mundo moderno en el cual, en estos dos siglos, se han esculpido todas las avenidas posibles del progreso de la humanidad. El mandato divino de los Reyes era retado en Inglaterra en una revolución que le diera vida al primer parlamento. Después los enfrentamientos ideológicos entre John Locke y Lord Fildmord alcanzarían niveles legendarios cuando una vez más esgrimieran sus armas, el primero portando sus ideas de una ley natural anterior al Estado dándole vida a los derechos del hombre; el segundo insistiendo en el mandato divino de la monarquía. Los enfrentamientos parirían la obra histórica de Locke; “Dos Tratados de Gobierno”—y la democracia moderna. Sin embargo, hay un histórico personaje que no se le ha dado la dimensión que merece en la construcción de este mundo occidental.
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