La destrucción de las instituciones en Ecuador
Por Gabriela Calderón de Burgos
Varias figuras que colaboraron decisivamente en darle el golpe de gracia
a lo que quedaba de institucionalidad en el país en 2007 suelen decir
que no había estado de derecho. Agregan que todos esos actos de fuerza
–especialmente la destitución violenta de la oposición en el Congreso y
del Tribunal Constitucional, ambos con la venia del poder Ejecutivo–
eran un mal necesario para “refundar la patria”. Pero hay que recordar
que cuando Rafael Correa llegó a la presidencia en enero de 2007, sí
había algo de institucionalidad, a pesar de las múltiples violaciones a
la Carta Política, la evidente corrupción de la clase política y la
politización de las instituciones de control.
Un elemento
esencial en un estado de derecho es la separación de poderes y no se
puede negar que existía, al menos en relación al Ejecutivo. El Congreso,
el Tribunal Supremo Electoral y el Tribunal Constitucional existían
como instituciones independientes del poder Ejecutivo o cuyo
sometimiento, cuando se daba, tenía que resultar de una negociación con
otros partidos.