martes, 21 de agosto de 2012

Assange, Correa y la gran mascarada

Assange, Correa y la gran mascarada

Printer-friendly versionSend to friendpor Yesenia Álvarez T.

Yesenia E. Álvarez Temoche es presidenta del Instituto Político para la Libertad (Perú).
La doble moral de la izquierda no tiene límites. El reciente asilo diplomático otorgado por el presidente ecuatoriano Rafael Correa a Julian Assange da cuenta de ello. Correa, un gobernante hóstil, autoritario y represor con la prensa y los opositores de su país quiere saltar a las portadas de la comunidad internacional como un adalid de la justicia y la libertad de expresión. Un cinismo que no parecen advertir los que hoy respaldan la medida.

Es irónico también que Julian Assange, quien tanto proclamó la libertad de expresión e información haya buscado asilo en un gobierno conocido por su odio encarnecido a los hombres de prensa. La figura de Assange es polémica, fundó Wikileaks con el objetivo de filtrar cientos de miles de cables diplomáticos y militares que implicaban al gobierno estadounidense.  Al principio recaudó simpatía, pues la idea de un individuo enfrentado a una potencia exponiendo sus malas conductas gubernamentales parecía seducir al mundo al que no le importaba que en ese intento haya vapuleado la leyes y el derecho. Sin embargo, poco después, la poca moral que le quedaba se fue desvaneciendo pues la opinión pública empezó a darse cuenta que aprovechándose de la libertad de expresión filtró información que exponía a gente inocente y que no tenían nada que ver con las malas conductas gubernamentales. Así, Assange mantenía una resquebrajada y dudosa imagen de héroe. Simpático para algunos y antipático para otros, termina refugiándose en la embajada de Ecuador en Londres y pidiendo asilo diplomático al gobierno ecuatoriano. Para fundamentar su pedido Assange sostiene que huye de la justicia británica porque es un perseguido político y que la extradición solicitada por Suecia al Reino Unido podría llevarlo a EE.UU. país en el cual se pondría en peligro su vida.
  Dada esta situación es preciso explicar que el asilo es una institución jurídica observada por los países latinoamericanos y nacida precisamente por nuestra trayectoria de turbulencias políticas. Con el asilo se intenta proteger a una persona que en un determinado Estado ve amenazada su existencia. Así, al margen de simpatías y antipatías, si alguien es un perseguido político correspondería brindarle el asilo porque el fin último de la figura es proteger a la persona humana independientemente de simpatías, antipatías y de las marañas legales.
Ecuador, a través de su presidente Correa ha otorgado el asilo diplomático a Assange y según esa figura estaría esperando que Reino Unido entregue el salvoconducto, pero resulta que en Reino Unido no existe la figura del Asilo diplomático, este es una figura interamericana, por lo tanto Reino Unido no está obligado a entregar el salvoconducto para que Assange salga de la misión diplomática ecuatoriana en Londres, transite por territorio británico y tome el transporte que lo lleve al país que le ha dado el asilo. El Reino Unido no está faltando a ningún pacto internacional porque no es signatario de los tratados regionales e interamericanos bajos los cuales Ecuador ha dado el asilo diplomático a Assange.
Baltasar Garzón, abogado de Assange, ha tomado cuenta de esto y cuando todo el mundo habla de asilo ahora él invoca la figura del refugio, pide que Reino Unido aplique las obligaciones diplomáticas de la Convención de los Refugiados. Ocurre que el asilo y el refugio tienen el mismo fin pero son de tratamiento jurídico distinto, mientras el asilo es una figura interamericana el refugio es una figura de carácter universal. Con esta última institución el Reino Unido podría quedar obligado a otorgar el salvoconducto, incluso aunque no se contemple su funcionamiento en representaciones diplomáticas, sin embargo hay algo anterior que no se está considerando y es esencial para que se constituya cualquiera de las dos figuras en este caso, sea el asilo o el refugio. Esto es, que la persona que los solicita tenga temores fundados para buscar protección a causa de que es perseguida por razones políticas, que son las razones que ha alegado Assange pero que no son fundadas porque Suecia reclama su extradición para procesarlo por delitos sexuales y no políticos. Assange agrega un temor más según el cual una vez que sea extraditado a Suecia, podría ser extraditado a EE.UU. y condenado a pena de muerte por los Wikileaks. Algo que resulta infundado y absurdo también porque existe un tratado de extradición europeo y la Convención Europea de Derechos Humanos que impiden que Suecia y Reino Unido extraditen a una persona a un país en el que se contemple la pena de muerte. Además EE.UU. no tiene nada que ver con la denuncia hecha en Suecia, ni tampoco ha denunciado, ni pedido la extradición de Assange, ni al Reino Unido, ni a Suecia. Con esto pierde sentido el argumento de que la persecución es política.
No debe quedar duda sobre el temor que alega un asilado o refugiado, el cual debe corresponder siempre a fundamentos razonables. Las causas por las que una persona pide asilo o refugio no son las de un delito común, sino que se encuentran citadas con precisión en los tratados, y la persecución por motivos políticos es una de ellas. El asilo y el refugio no son instrumentos hechos para el antojo del gobierno asilante o del solicitante del asilo. Por lo que toda esta mascarada parece ser una orquestada para que Assange logre escapar de la justicia sueca que busca procesarlo por delitos sexuales mas no políticos. Y es aquí donde critico todo el circo que ha creado el oportunista presidente ecuatoriano junto con la izquierda y los gobiernos con pocas credenciales democráticas que lo han apoyado, quienes quieren contar la historia al revés y alzarse como defensores de la libertad de expresión cuando en realidad están encubriendo un delito común desprestigiando el espíritu de protección de la persona humana que conlleva la figura del refugio y del asilo.
Tanto en los tratados regionales del asilo como en la figura universal del refugio se tiene claro que no es lícito concederlos a personas que se encuentren inculpadas o procesadas por delitos comunes. Querer encubrir un delito contra el honor sexual invocando persecución política desnaturaliza las figuras del asilo y del refugio, que están destinadas a proteger a quienes verdaderamente lo necesitan.
Aquí parece haber más de la parafernalia desvergonzada a la que la izquierda nos tiene acostumbrados, que manipulando la verdad agitan a sus seguidores y a algunos distraídos a defender sus intereses mas no principios. Cegados por su agenda ideológica están encubriendo a un acusado de violación no a un perseguido político. Suecia y Reino Unido tienen mejores credenciales en el respeto de la libertad y del Estado de Derecho que Ecuador, el señor Assange debería ponerse a derecho y responder las acusaciones por delitos sexuales que enfrenta. Sus temores infundados de una persecución política ya han sido demostrados y la confianza depositada en un autoritario como Correa termina por mellar la dudosa imagen de héroe que quiere transmitir.
Con todo esto, sería un grave error que nuestro gobierno se sume a esta deshonesta campaña en la que se ha embarcado Rafael Correa y en la que desprestigiando al derecho internacional quiere hacer pasar a lobos por corderos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario