lunes, 20 de agosto de 2012

Brócoli y Coca-Cola

Brócoli y Coca-Cola

Bolivia - Coca ColaPor Alejandro A. Tagliavini
Con toda razón han dicho los mayores religiosos y moralistas que el pecado más grave es el de la soberbia (equipararse a Dios), puesto que de él parten todos los males.
El ministro de Exteriores boliviano, David Choquehuanca, ha dicho que llegará, en Bolivia, “en sintonía con el fin del calendario maya… el fin del capitalismo y el comienzo de la cultura de la vida”. La fecha fijada, “es el fin del egoísmo… el 21 de diciembre tiene que ser el fin de la Coca-Cola, y el comienzo del mocochinche (refresco de durazno). Los planetas se alinean…”, aseguró el canciller y prosiguió: “Es el fin del odio y el comienzo del amor… del comunitarismo”.

Claramente el Cuba Libre, que lleva Coca Cola, aunque es el coctel preferido en el país, no es la elegida por este gobierno amigo de los dueños de la Cuba castrista. La Cancillería ha señalado que el fin de la bebida ha sido un simbolismo utilizado para destacar la terminación de una era, como señala el calendario maya. Es de esperar que sea así porque, más allá de la hilaridad que puede provocar esta ocurrencia, lo cierto es que prohibir la Coca Cola, utilizando el monopolio estatal de la violencia, sería un acto de extrema soberbia.
Soberbia que se da incluso en países desarrollados que también tienen dirigentes mesiánicos. Según Andrew Burt, el factor decisivo en las elecciones presidenciales de EE.UU. será el brócoli, o sea, el debate sobre si el Gobierno puede obligar a los estadounidenses a comprar brócoli porque es bueno para ellos. Todo comenzó en diciembre de 2010, cuando el juez Roger Vinson estudiaba si la ley de sanidad universal de Obama (“la joya” de su primer mandato) era inconstitucional, o sea, si el Congreso podía obligar a todos los ciudadanos a contratar un seguro médico, entonces, ¿qué impedía que obligara a todos a comprar brócoli solo porque supone que es beneficioso?
Vinson dictó que la ley era anticonstitucional, decisión que el Tribunal Supremo revocó en junio. La ley de sanidad de Obama pretende exigir a todos los ciudadanos que contraten un seguro de salud porque, supuestamente, si algunos no lo hacen la sanidad se le vuelve más cara al resto. El gobierno dice que es para bien de todos, pero hay muchos que dicen lo contrario. Caben, entonces, dos posibilidades, que el gobierno no esté seguro de tener la verdad absoluta y, por tanto, no puede forzar este hecho porque sería gravemente inmoral (ergo, destructivo) o que el gobierno sí crea que tiene la verdad absoluta y, entonces, también tiene una soberbia mesiánica.
Solo Dios tiene la verdad absoluta, y hasta los sabios más reconocidos yerran y mucho. Los padres fundadores de la primera potencia mundial estaban tan acertados en este sentido que el primer gobierno que crearon no tenía ni siquiera la potestad de recaudar impuestos, coactivamente. Thomas Jefferson, el segundo presidente de EEUU y autor de la Declaración de Independencia, dejó una frase tremendamente actual que debería estamparse en las casas rosadas, blancas y de todos los colores: “Cuando todo el gobierno... se establezca… como centro de poder, nos volveremos tan corruptos y opresores como el gobierno del que nos hemos separado”.
Dicen los defensores de estas prácticas soberbias que “alguien tiene que gobernar” y la repregunta es ¿tiene usted la verdad absoluta?

No hay comentarios:

Publicar un comentario