| Luego de la primera escaramuza 
entre los dos bloques que se disputan el control político del PAN -o lo 
que queda del aún partido en el poder-, se puede decir que se produjo un
 empate momentáneo entre tirios y troyanos.
 
 Es decir, que si bien el todavía poderoso grupo de los "calderonistas" 
asumió el control mayoritario de la comisión que evaluará la crisis que 
vive el partido -y a partir de ella hará las propuestas de reforma al 
estatuto que más convengan-, también es cierto que la fecha fijada para 
la asamblea refundacional del PAN, no se fijó en el mes de octubre, como
 lo propuso el Presidente Calderón, sino que la fecha límite será 
febrero de 2013, como lo quiere el presidente saliente del PAN, Gustavo 
Madero.
 
 En otras palabras, que en el primer encuentro formal de los dirigentes 
del PAN –luego de la derrota presidencial del pasado 1 de julio-, 
ninguno de los dos logró imponer condiciones y menos ganar por un sólo 
golpe la pelea por "el zurrón" del partido azul. ¿Y qué significa el 
empate o la indefinición política, estratégica y programática para un 
partido, como el PAN, que perdió su hegemonía en el poder?
 
 Primero, que el Presidente electo, su partido y su grupo parlamentario 
en el Congreso -nos referimos a Enrique Peña Nieto, al PRI y al poderoso
 grupo de Beltrones-, no tienen interlocutor reconocido y menos legítimo
 en el PAN, como para garantizar la validez y certeza de los acuerdos, 
pactos y reacomodos que supone la alternancia en el poder, ordenada por 
los electores en las urnas.
 
 Segundo, que entre más tiempo pase sin un frente de negociación sólido y
 confiable entre el PRI y el PAN –lo que no se puede amarrar, mientras 
que el PAN siga en la total indefinición-, se pierde la inercia del 
cambio y el efecto mediático de la alianza PRI-PAN. En cambio, si el PAN
 decide, antes de diciembre, cuál será su nueva dirigencia y el sentido 
de su estrategia política frente al regreso del PRI, estará en 
condiciones de generar los primeros acuerdos entre tricolores y azules.
 
 Y un acuerdo de esa naturaleza -que legitimará al gobierno de EPN-, 
tendrá un impensable efecto positivo para la imagen del nuevo 
Presidente, al tiempo que debilitará de manera considerable la protesta 
que, por todo el País, encabezará AMLO una vez que Peña Nieto se 
convierta en Presidente electo.
 
 Y tercero, que si el PAN se retrasa en definir cuál de sus grupos será 
hegemónico y, por tanto, hará imposible todo acuerdo y negociación con 
el PRI; entonces el partido de Peña Nieto se verá obligado a pactar, en 
primer lugar, con un sector importante de las llamadas izquierdas, entre
 otros "Los Chuchos" –que enviaron ya señales claras de que pactarán con
 Peña-, además buscar pactos con Marcelo Ebrard, Manuel Camacho y, 
claro, gobernadores como Miguel Mancera, Graco Ramírez y Arturo Núñez, 
del Distrito Federal, Morelos y Tabasco, respectivamente.
 
 En palabras del refranero popular, que si el PAN no reacciona con 
rapidez y sensatez, le puede pasar lo que al "camarón que se duerme". Es
 decir, será arrastrado por la corriente de su crisis interna y, por 
tanto, habrá dejado pasar una oportunidad de oro para ser parte de las 
decisiones de poder –en el nuevo gobierno-, y para mostrarse como un 
partido moderno, propositivo, colaborador y que tiene todo para regresar
 al poder presidencial.
 
 Ahora bien, ¿qué diablos pelean Felipe Calderón y Gustavo Madero?, ¿por 
qué razón, el primero quiere un rápido cambio de dirigentes del PAN y 
una reforma estatutaria, en tanto que el segundo se niega y quiere 
llevar todo a los tiempos previstos; hasta 2013? En ese caso, la 
respuesta no admite más que el pragmatismo duro y puro de las dos 
partes.
 
 Resulta que Calderón quiere el cambio de dirigente y de paradigma en el 
PAN -antes del 1 de diciembre-, porque de esa manera le corresponderá a 
él mismo, llevar a cabo y de manera directa, la negociación con Enrique 
Peña Nieto. Y es que si Calderón logra reformar al PAN antes de que 
concluya su Gobierno, será el verdadero jefe máximo de los azules. Pero 
Gustavo Madero y los suyos se aponen a esa posibilidad -justo por la 
misma razón-, porque quieren tener en sus manos la negociación. Así de 
simple.
 
 Por lo pronto, y si apelamos al espíritu deportivo, tendremos que 
concluir que luego del primer tiempo de la batalla por el PAN, el 
marcador reporta un empate. Pero el empate es momentáneo, ya que en 
cualquier momento una de las partes pudiera ganar la batalla. Al tiempo.
 
 
 
 En el camino
 
 ¿Y qué, a poco no es cierto que "los ternuritas" estuvieron pegados a Televisa en el México-Brasil?". Impostura pura y dura.
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