domingo, 12 de agosto de 2012

Cleptocracia

Cleptocracia

Cleptocrátas










Por Edwin Brítez
Según los últimos estudios que leí sobre el tema en Latinobarómetro, el problema de la corrupción es una cuestión que trasciende los límites de las ideologías, pero hay una tendencia de que sin embargo algo tiene que ver con las ideologías.
En los países con gobiernos socialistas o parecidos al mismo, como es el caso de Argentina que es y no es, la ciudadanía percibe mayor corrupción que en países con otra ideología de gobierno. Bolivia, con un índice de 2,8; Argentina, con 2,9; Venezuela, con 2,0; Ecuador, con 2,5; Nicaragua, con 2,5; Vietnam, con 2,7; Libia, con 2,1; China, con 3,5, y Cuba, con 3,7. Los puntajes más bajos indican mayor corrupción y los más altos, menor corrupción.

Otros países, de tendencia política-ideológica de centro-derecha y derecha, también tienen un Índice de Percepción de alta corrupción. Panamá, con un índice de 3,6; Colombia, con 3,5; Honduras, con 2,4; México, con 3,1, y República Dominicana, con un índice de 3,0.
En otros países como Chile, el índice es de 7,2; Uruguay, de 6,9, y España, con un índice de 6,1. A estos países se los conoce más por la seriedad de sus instituciones y de sus líderes que por la ideología de sus gobiernos.
La corrupción, como bien sabemos, rige en todos los países, en unos más que en otros, pero siempre está vigente. La diferencia generalmente radica en la forma de combatirla, ya que en unos países existe impunidad casi absoluta mientras que en otros la persecución es constante y firme a través de la justicia, de las instituciones democráticas y del control ciudadano.
Los países de este continente, gobernados por presidentes adheridos a la ideología del socialismo del siglo XXI tienen, según el estudio mencionado, una inclinación por la corrupción: Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua obtienen baja calificación de sus propios ciudadanos, lo que significa que en estos países sus gobiernos roban por encima del promedio.
Repetimos que los estudios realizados sobre corrupción e ideología señalan que la primera trasciende las ideologías, se roba sin importar si los gobiernos son de izquierda o de derecha. No obstante, es imposible dejar pasar los datos sobre las investigaciones de la percepción ciudadana.
No es casual que los presidentes alineados en el socialismo del siglo XXI afronten serios cuestionamientos a la integridad de sus administraciones, y se aferran a la cuestión ideológica como una forma de protección corporativa y búsqueda anticipada de impunidad. La idea central es fortalecer un grupo ideológico capaz de cubrir los escándalos de corrupción de modo que la defensa se enfoque en el ataque a la “prensa burguesa” que denuncia y a la “justicia burguesa” que condena, además de sostener la campaña en contra de los “Parlamentos bloqueadores”.
En estos días se publicó que la fortuna de los Kirchner de 400.000 dólares que declararon al asumir el poder, hoy supera los 17 millones de dólares. En Brasil está en proceso el juicio del siglo, por hechos de corrupción durante el gobierno de Lula, donde ministros y parlamentarios se repartían dinero público. De la fortuna de la familia Chávez hablan de 2.000 millones de dólares, según la ONG Criminal Justice International Associates (CJIA) de Northern Virginia.
¿Recuerdan aquel artículo de El País de Uruguay –del 27 de septiembre de 2011– titulado “Chávez gasta millones en fiestas y trajes”? El artículo dice que dos agentes de la presidencia recogieron de un banco 5 millones de dólares para viático en la gira Moscú, Kiev, Teherán, Damasco y Trípoli. En el trayecto al banco desaparecieron los agentes y el dinero que era suficiente para sustentar a 1.800 familias durante un año. Chávez hizo buscar otros 5 millones de dólares y viajó con 90 personas a bordo del avión presidencial de 70 millones de dólares.
Muchas veces las ideologías sirven para hacer cambios en los países y no pocas veces para que esos cambios no pasen del bienestar de quienes gobiernan.

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