sábado, 18 de agosto de 2012

¿Es la amenaza de atacar Irán solo una maniobra política de Netanyahu? ¿Un farol para justificarse cuando Irán consiga la bomba?

¿Es la amenaza de atacar Irán solo una maniobra política de Netanyahu? ¿Un farol para justificarse cuando Irán consiga la bomba?

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La retórica del primer ministro de Israel y el ministro de Defensa está en contradicción con lo que parece ser un creciente reconocimiento de que Israel no atacará Irán y sus instalaciones nucleares  por su cuenta.

Existe un consenso absoluto en el sistema de seguridad israelí en que atacar las instalaciones nucleares iraníes ahora, sin el apoyo o la aprobación de los Estados Unidos, es una completa locura. A pesar de una campaña masiva sobre este tema, el público sigue dividido - con una ligera mayoría de quienes se oponen a la guerra - y también lo está el sistema político.

Bajo estas condiciones, que en realidad no han cambiado en los últimos cinco años, no creo que Israel vaya a atacar a Irán. Creo que las recientes declaraciones del ministro de Defensa israelí y Ehud Barak sobre esta cuestión están destinadas a servir a dos objetivos políticos: Poner más presión sobre el gobierno estadounidense, y evitar las futuras críticas en casa, cuando Irán oficialmente alcance el estatus de un Estado en el umbral nuclear (uno que no tiene una bomba totalmente operativa pero que puede montar una en un período relativamente corto de tiempo).


No descarto un ataque completamente. Los líderes en el pasado han ido a la guerra a pesar de la falta de consenso en el país y una fuerte oposición internacional (la guerra en Irak me viene a la mente). Además, cabe señalar que Netanyahu y ​​Barak tienen los medios legales para iniciar una guerra. Bajo el sistema israelí, una votación de la Knesset es innecesaria y una decisión del gobierno o del gabinete es suficiente para iniciar cualquier tipo de operación militar. El primer ministro también tiene la autoridad para despedir a ministros o añadir a los foros de toma de decisiones, por lo que puede asegurarse de que siempre tiene una mayoría para su opinión. Los primeros ministros lo han hecho en el pasado. Así que si Netanyahu y ​​Barak deciden atacar a Irán, nada puede detenerlos. Sin embargo, si tuviera que apostar diría que ambos se han hecho la idea a no atacar este otoño.

Esto es totalmente una especulación -no puedo decir lo que hay dentro de las mentes de los líderes -, pero hay algunas señales públicas de que el ataque no vienen este otoño, y probablemente nunca.

Estas son algunas de mis razones para pensar así:

-El debate está llegando a ser muy político. Los líderes políticos israelíes -Shimon Peres y Shaul Mofaz, son dos ejemplos de esta semana- están tomando una postura pública contra el ataque. Esto es muy poco común en la cultura política israelí cuando las guerras reales están en la lista. Creo que el sistema político está sintiendo que Netanyahu va de farol.

-Las voces que vienen de Barak y Netanyahu se sienten más como un lamento que como una movilización para la guerra real. Nahum Barnea de Yedioth Ahronoth, que fue uno de los autores que la semana pasada expuso el esfuerzo de Barak para obtener del ejército su apoyo para la guerra, escribió en un editorial el lunes que daba la sensación de que Barak estaba preparando su "ya os lo dije" como argumento para las próximas elecciones. Tiene sentido.

-Al dirigir a los halcones a Irán, Netanyahu y Barak se aseguran de que nadie pueda acusarlos en el futuro de no ser lo suficientemente activos. Barak fue criticado en el pasado por su supuesta oposición al ataque contra las instalaciones nucleares sirias cometidos por el gobierno de Olmert. No va a dejar que eso vuelva a suceder.

-Barak no ha despedido ni sustituído a ninguno de los generales que se opusieron a la guerra (o más importante aún, a quienes filtraron su postura a los medios de comunicación). No creo que ningún oficial se negara a acatar la orden de atacar, pero unos militares renuentes son un verdadero problema para el ministro de Defensa. ¿Podría la guerra de Irak haber pasado si todos los militares hubieran estado en contra, por unanimidad y en público?

-La ventana para un ataque está aquí, sin embargo, a nadie parece importarle. La vida continúa como siempre. Ningún país extranjero ha emitido advertencias de viaje para los próximos tres meses. No hay eventos que hayan sido cancelados. Tal vez estoy especulando demasiado aquí, pero si Estados Unidos estuviera convencido realmente de que un ataque es inminente, la evacuación de los ciudadanos o simplemente advertir a aquellos que planean viajar parecería la cosa obvia que hacer, ¿no? Incluso los escenarios no tan apocalípticos que Barak está lanzando (300-500 víctimas civiles) deberían hacer que el cuerpo diplomático o los niños Birthright se fueran a casa. Da la casualidad de que todos ellos están todavía en las playa de Tel Aviv.

-Los preparativos de la Defensa Civil no se llevan a cabo aparte de en el ejército, el público no recibió instrucciones para preparar refugios antiaéreos, y el ministro de defensa civil fue sustituido esta semana. El ejército del Cuerpo de Defensa Civil emite actualmente en un horario de máxima audiencia comercial información sobre ¿qué hacer en caso de un terremoto?

Creo que la publicidad actual tiene que ver más con maniobras políticas que de preparativos reales para la guerra. Con todas las declaraciones y filtraciones, Netanyahu y Barak son capaces de controlar la agenda política (la oposición israelí ha evaporado todo últimamente) y preparar el terreno para las elecciones del año que viene. También creo que Netanyahu está disfrutando presionando a la administración de EE.UU. contra un rincón en este tema, al aparecer más y más desesperado. Aquí es donde se diferencia de Barak, que quiere mantener buenas relaciones con la administración demócrata. Un par de ejemplos recientes:

-Barak felicitó a Obama por la promesa de ayuda más reciente (realizada el día que Mitt Romney visitó Jerusalén); Netanyahu evitó deliberadamente hacerlo.

-Barak reconoció en su entrevista de Haaretz la semana pasada que Estados Unidos no puede comprometerse públicamente a un ataque, delegando en Netanyahu exigir garantías públicas exactamente de ese tipo.

No hay sorpresas aquí: Barak, que no tiene el apoyo del público real aquí o en Estados Unidos, necesita ser aceptado por la administración; Bibi tiene a la AIPAC y al Congreso, así que puede jugar para el Partido Republicano.

Por último, es importante señalar que un ataque - si bien es muy poco probable - es todavía posible. También hay algo de auto-derrota en el juego que Barak y Netanyahu están jugando, ya que cuanto más catastrófico y de gatillo fácil suena su retórica, mayor es la necesidad de ir a la guerra con el tiempo, aunque sólo sea para salvar la credibilidad de Israel (y la suya). Es una paradoja bien conocida de disuasión en las relaciones geopolíticas, y sólo podemos esperar que no será el factor principal en la determinación del resultado de la partida actual.

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