viernes, 24 de agosto de 2012

Historias fantásticas de la izquierda mexicana


Historias fantásticas de la izquierda mexicana

Jorge Fernández Menéndez


Conocí a Manuel Bartlett cuando era yo un joven reportero, obviamente hace muchos años. Manuel era ya secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid y precandidato del PRI a la Presidencia de la República.
 
Como todos sabemos, Manuel no fue candidato (paradójicamente, si lo hubiera sido quizá no se hubiera dado la ruptura de la corriente democrática que encabezaban Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas, según declaró otro de sus fundadores, el entonces embajador Rodolfo González Guevara).


Estaba entonces Bartlett acosado políticamente por dos historias que conmocionaron en esos años al país: el asesinato del periodista Manuel Buendía y el del agente de la DEA Enrique Camarena. Nunca se comprobó que él tuviera participación en esos hechos, pero sí fueron responsables funcionarios de primera línea de las áreas de seguridad de la Secretaría de Gobernación que estaban bajo su responsabilidad.


Eso no le quitaba ser un político con una sólida formación, inteligente, agudo y con mano dura. Le tocó ser responsable de los comicios de 1988 y de una caída del sistema que lo perseguiría a lo largo de los años mucho más que aquellos hechos criminales.


Con todo, Manuel fue después secretario de Educación Pública, gobernador de Puebla y luego senador, todo por el PRI. Hasta que decidió sumarse al movimiento de AMLO cuando sus espacios y posibilidades en el PRI se agotaron, transformado en un duro crítico de las últimas administraciones priistas donde, paradójicamente, había tenido participación muy destacada.


Fue registrado como candidato a senador de la alianza lopezobradorista en Puebla, pero perdió, quedó en tercer lugar, pero por esas cosas que permite la política mexicana, fue registrado también como candidato plurinominal al senado por el PT, por lo que perdiendo se llevó un escaño de la Cámara alta por seis años.


Pero ahora Manuel, el político conservador, el que fue cercano operador de Luis Echeverría, que estudió en Francia y que era percibido como un hombre de mano dura, es el coordinador de los senadores del PT, un partido que se dice maoísta y que fue conformado por los movimientos sociales que decían que Bartlett era uno de sus represores allá en Tierra y Libertad.


¿Bartlett maoísta? Es difícil de creer, quizás porque al PT, salvo por sus relaciones afectuosas con la dictadura de Corea del Norte, también le queda bastante poco de lo que fueron sus orígenes.


Pero si ver a Bartlett como coordinador de los senadores de una fuerza que se dice maoísta sorprende, los cambios de Ricardo Monreal no se quedan atrás. Ricardo ha pasado en 15 años por el PRI, el PRD, el PT y ahora el MC. Monreal fue un muy destacado operador priista durante la administración de Salinas de Gortari.


En el sexenio siguiente buscó ser candidato del PRI para Zacatecas y tuvo el rechazo del presidente Zedillo, renunció entonces al PRI y se convirtió en candidato del PRD, protagonizando el célebre monrealazo, un ejemplo que seguirían después muchos priistas. Todo se dio en medio de denuncias, impulsadas desde el gobierno federal, de presuntas relaciones con la delincuencia organizada que nunca se sustentaron legalmente por esas mismas autoridades.


Ricardo fue un gobernador de las alas más moderadas del PRD, que buscó ser cercano a Cárdenas, a López Obrador y también a muchos ex compañeros priistas. En su sucesión rompió con Amalia García aunque  logró ser senador, pero giró hacia las posiciones más duras del lopezobradorismo hasta convertirse en el coordinador de campaña de Andrés Manuel este año.


Antes había salido del PRD con profundas diferencias con la dirigencia de ese partido. Del PRD pasó al PT donde se convirtió en coordinador de esa bancada en la Cámara alta. Ahora dice que no continúa con el PT porque le exigen afiliarse, (¿se afiliará Bartlett al PT, será esa también una exigencia para el ex gobernador poblano?) aunque su hermano David es senador por ese partido, pero será, entonces, el coordinador de los diputados de Movimiento Ciudadano, que antes era Convergencia, una bancada que todavía no lo es porque no le alcanzan los diputados para ser reconocida como tal, pero que alcanzaría el número con unas transferencias (como en el futbol) del PRD o el PT.


Monreal ha aclarado que acepta el cargo pero que su compromiso no es con el Movimiento Ciudadano sino con López Obrador.


Por cierto Andrés Manuel acaba de reconocer, por primera vez en el sexenio, a Felipe Calderón como presidente legítimo.


Lo hace ahora a escasos tres meses de que concluya la administración blanquiazul, al pedirle a Calderón que muestre las pruebas que dice López que Calderón tiene, sobre el presunto rebasamiento de gastos de campaña de Peña Nieto. O sea, pidiéndole que lo apoye después de seis años de descalificaciones de todo tipo.


¿No admira usted la congruencia de los hombres de nuestra izquierda?

 

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