Retorno del PRI
José
Rubinstein*
En
los próximos días el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
—TEPJF— seguramente avalará a Enrique Peña Nieto como Presidente de México.
Será entonces cuando reaparezca Enrique Peña, investido como flamante líder
capaz de aglutinar a los diversos sectores e ideologías en torno a un viable
proyecto de desarrollo nacional.
Apenas
instalado el primer periodo de la LXII Legislatura, el 1 de septiembre próximo,
el PRI impulsará tres iniciativas consideradas prioritarias, las que incluso
podrán ser aprobadas antes del próximo periodo presidencial: 1. Crear la
anunciada Comisión Nacional Anticorrupción. 2. Transparentar toda la
administración pública dotando de mayor competencia al Instituto Federal de
Acceso a la información —IFAI—. 3. Instituir la Comisión de Medios, encargada
de analizar la relación del poder con los medios y de las pautas de publicidad
y recursos del gobierno federal a sus campañas.
Lo
más probable es que las reformas estructurales, laboral, energética, hacendaria
y la de seguridad social sean discutidas hasta el segundo periodo, a partir de
febrero de 2013.
El
PRI contará con 21 gobernadores extraídos de sus filas, 207 diputados federales
y 52 escaños en el Senado. Para alcanzar mayoría en la Cámara de Diputados, el
tricolor requeriría aliarse con el partido Verde y Nueva Alianza para así sumar
251 legisladores, o directamente con el PAN. En el Senado, el PRI, junto con el
Partido Verde llega a controlar 61 escaños, adquiriendo así la primera minoría.
Considerando
la vocación democrática del PAN, que conlleva el fungir como responsable
oposición, suponemos que el apoyo albiazul a favor de las reformas rezagadas e
iniciativas convenientes será inmediato.
Los
primeros 100 días de gobierno habrán de ser contundentes para la legitimación
de Enrique Peña en el poder. De entrada, será fundamental la designación del
equipo de colaboradores cercanos; mientras
menos priistas de la vieja guardia, mejor, y si no son amigos del preciso, dos
veces mejor.
Ningún
“quinazo” ni espectacular montaje mediático revestirá de autoridad al nuevo
gobierno, será el cúmulo de cotidianas acciones las que demostrarán la
capacidad del Presidente y su gabinete.
Consideremos
que Enrique Peña Nieto será sujeto de un constante monitoreo en las redes
sociales, espacio en el cual, entre otros, el movimiento #Yo Soy132 navega como
pez en el agua.
Haciendo
referencia a la objetividad de las cifras, según análisis del Centro de
Estudios Económicos del Sector Privado, advertimos que para que el nuevo
gobierno cumpla los compromisos adquiridos en campaña requerirá recursos adicionales
superiores a 800 mil millones de pesos anuales, lo que significaría aplicar un
presupuesto 20% mayor al actual.
De
lograr ingresos tributarios extra por 80 mil millones de pesos y captar otros
35 mil millones más de parte de organismos gubernamentales, además de
endeudarnos con 220 mil millones extra,
incluso así, habría un faltante de 500 mil millones de pesos.
Por lo tanto, la única solución viable para cumplir lo pactado es aprobar las
reformas estructurales estancadas. Esta es la realidad de un país en el que uno
de cada cuatro habitantes tiene entre 15 y 29 años.
Uno
de los principales méritos del PRI en la oposición consistió en lograr mantener
la cohesión entre pares al haber prescindido de la acostumbrada línea trazada
por el Presidente. Hoy, en otra realidad de país y de partido, retorna el PRI
al poder anunciando una sana cercanía entre el virtual Ejecutivo y su partido.
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