Jorge Fernández Menéndez
San Luis Potosí se convertirá en uno
de los nuevos epicentros de violencia relacionada con el crimen
organizado en las próximas semanas, una violencia que tendrá, también,
repercusiones en Zacatecas y Coahuila, sobre todo en Torreón. Apenas
ayer, en San Luis Potosí, fue asesinado el presidente municipal electo
de Matehuala, Edgar Morales Pérez, junto con quien fue su coordinador de campaña, Francisco Colunga.
La semana pasada, el 9 de agosto, se localizó un vehículo con 14
cadáveres, con huellas de tortura y disparos de arma de fuego. Una
persona consiguió escapar de la masacre, luego de que fue dado por
muerto por los atacantes. Esa misma persona terminó en un hospital y en
contacto con personal militar y brindó detalles de lo sucedido.
Así se pudo saber que el cártel de Los Zetas se ha dividido, se ha roto y ha comenzado la batalla interna por el control de esa organización: una de las fracciones la controla el llamado Z 40, Miguel Ángel Treviño Morales, cuyo grupo sufrió duros golpes financieros en las últimas semanas en Estados Unidos con la detención de su hermano. El otro grupo lo encabeza el llamado Z 50, y apodado El Talibán, con fuerte presencia, sobre todo en el estado de Coahuila. Ambos grupos se están disputando, además de esa entidad, Zacatecas y sobre todo San Luis Potosí, donde tenían una fuerte hegemonía, misma que se debilita desde el momento en que han comenzado a luchar entre sí.
Las víctimas de esa masacre eran miembros del grupo del Z 50, la mayoría de origen coahuilense. También de ambos grupos serían los delincuentes caídos en días posteriores en el mismo estado, cuando el ejército detuvo a la célula responsable de los hechos, con un saldo de cuatro detenidos y tres muertos, entre los grupos agresores. Incluso la ola de violencia que se ha desatado en Michoacán y en Guanajuato podría tener relación con esta ruptura interna en el cártel de Los Zetas que tiene influencia en ambos estados.
En este sentido, no hay información sobre cuál, en este proceso interno, sería la posición de Heriberto Lazcano, El Lazca, el otro líder de la organizacióncriminal ,
que hasta ahora no había sufrido rupturas internas significativas, pese
a su lucha feroz contra el cártel de Sinaloa y sus aliados. Las mismas
ya se dieron y eso mismo hace suponer a las autoridades que habrá
enfrentamientos serios, hechos violentos en los próximos días en San
Luis Potosí y en otras entidades en las que los dos grupos en disputa
tienen presencia. Una violencia que, obviamente, no deviene de la
presencia de las fuerzas de seguridad en ese estado, como algunos han
sostenido, sino de la lucha que esos grupos criminales, como otros en
diversos puntos del país, mantienen entre sí para tratar de establecer
control sobre distintos territorios.
En el pasado, con una cantidad de información menor, era mucho más complejo tener un seguimiento estricto de cómo se estaban desdoblando los grupos criminales. En la actualidad ese seguimiento se puede realizar con bastante exactitud y rapidez, pero por lo mismo se pueden preveer muchos escenarios. Obviamente, habrá en San Luis Potosí y en los estados en disputa por estos grupos un nuevo pico de violencia: estamos hablando de Los Zetas, la organización más violenta de todas las que operan en territorio nacional; si empleaban una violencia brutal contra sus adversarios, la misma será, como ya se ha visto en estos días, mucho mayor en su conflicto interno.
Según las áreas de seguridad federales habrá por ello un fuerte incremento de fuerzas en esas regiones, con el objetivo de inhibir y operar en contra de esa previsible ola de crímenes. Habrá un fuerte incremento de labores de reconocimiento y de actividades de inteligencia en la zona. Se privilegiarán las acciones conjuntas y la cooperación entre las autoridades de las tres órdenes de gobierno y se demandará una participación activa de la sociedad potosina para frenar esa previsible ola de violencia acudiendo a la denuncia ciudadana, incluso se han habilitado con ese fin números especiales en la zona y la región militar y distintos correos electrónicos.
La ruptura interna de Los Zetas es una buena noticia en el ámbito de la lucha contra los grupos delincuenciales. Llama la atención que esa ruptura se esté dando, en particular, entre las células y los personajes más duros de esa organización. Pero también, conociendo el entramado de intereses que los mueve, es la primera vez que con tanta claridad las autoridades pueden tratar de prevenir los próximos estallidos de violencia, mismos que, para ser frenados, requieren una fuerte participación social mediante la denuncia, y una actividad de las fuerzas locales que suelen ser las menos entusiasmadas en hacerlo.
Por lo pronto, Los Zetas ya se han roto. Y habrá que ver cómo se alinearán las demás organizaciones criminales en torno a esa ruptura.
Así se pudo saber que el cártel de Los Zetas se ha dividido, se ha roto y ha comenzado la batalla interna por el control de esa organización: una de las fracciones la controla el llamado Z 40, Miguel Ángel Treviño Morales, cuyo grupo sufrió duros golpes financieros en las últimas semanas en Estados Unidos con la detención de su hermano. El otro grupo lo encabeza el llamado Z 50, y apodado El Talibán, con fuerte presencia, sobre todo en el estado de Coahuila. Ambos grupos se están disputando, además de esa entidad, Zacatecas y sobre todo San Luis Potosí, donde tenían una fuerte hegemonía, misma que se debilita desde el momento en que han comenzado a luchar entre sí.
Las víctimas de esa masacre eran miembros del grupo del Z 50, la mayoría de origen coahuilense. También de ambos grupos serían los delincuentes caídos en días posteriores en el mismo estado, cuando el ejército detuvo a la célula responsable de los hechos, con un saldo de cuatro detenidos y tres muertos, entre los grupos agresores. Incluso la ola de violencia que se ha desatado en Michoacán y en Guanajuato podría tener relación con esta ruptura interna en el cártel de Los Zetas que tiene influencia en ambos estados.
En este sentido, no hay información sobre cuál, en este proceso interno, sería la posición de Heriberto Lazcano, El Lazca, el otro líder de la organización
En el pasado, con una cantidad de información menor, era mucho más complejo tener un seguimiento estricto de cómo se estaban desdoblando los grupos criminales. En la actualidad ese seguimiento se puede realizar con bastante exactitud y rapidez, pero por lo mismo se pueden preveer muchos escenarios. Obviamente, habrá en San Luis Potosí y en los estados en disputa por estos grupos un nuevo pico de violencia: estamos hablando de Los Zetas, la organización más violenta de todas las que operan en territorio nacional; si empleaban una violencia brutal contra sus adversarios, la misma será, como ya se ha visto en estos días, mucho mayor en su conflicto interno.
Según las áreas de seguridad federales habrá por ello un fuerte incremento de fuerzas en esas regiones, con el objetivo de inhibir y operar en contra de esa previsible ola de crímenes. Habrá un fuerte incremento de labores de reconocimiento y de actividades de inteligencia en la zona. Se privilegiarán las acciones conjuntas y la cooperación entre las autoridades de las tres órdenes de gobierno y se demandará una participación activa de la sociedad potosina para frenar esa previsible ola de violencia acudiendo a la denuncia ciudadana, incluso se han habilitado con ese fin números especiales en la zona y la región militar y distintos correos electrónicos.
La ruptura interna de Los Zetas es una buena noticia en el ámbito de la lucha contra los grupos delincuenciales. Llama la atención que esa ruptura se esté dando, en particular, entre las células y los personajes más duros de esa organización. Pero también, conociendo el entramado de intereses que los mueve, es la primera vez que con tanta claridad las autoridades pueden tratar de prevenir los próximos estallidos de violencia, mismos que, para ser frenados, requieren una fuerte participación social mediante la denuncia, y una actividad de las fuerzas locales que suelen ser las menos entusiasmadas en hacerlo.
Por lo pronto, Los Zetas ya se han roto. Y habrá que ver cómo se alinearán las demás organizaciones criminales en torno a esa ruptura.
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