domingo, 12 de agosto de 2012

Peña: ¿gabinete de amigos?


Martín Moreno

Enrique Peña Nieto está en la tarea de integrar su gabinete. Las preguntas son: ¿formará uno al estilo Calderón, bajo el sello del amiguismo?  ¿Prevalecerán los compromisos con grupos políticos —Partido Verde o ex perredistas y ex panistas— que apoyaron al mexiquense? ¿Será un equipo de profesionales, aun sin ser cercanos o amigos? ¿O será el gabinete de los de Toluca?
 
Por lo pronto, hay algunos indicios.
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Hace días, Peña Nieto se reunió con su primer equipo. De pronto, se dirigió a Miguel Osorio Chong y le dijo:
-Creo que tú tendrías un excelente desempeño como secretario de Desarrollo Social.
Osorio Chong enmudeció. Sabido es que su anhelo es llegar a Gobernación. No supo, de momento, qué responder.


-¿O en qué estabas pensando..? —machacó Peña al ex gobernador de Hidalgo—.


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Nadie duda de que Luis Videgeray está contemplado para ser el número dos del gobierno peñista. Sin embargo, aún se mantienen dos vías: ¿le conviene irse a Gobernación, asumiendo el control político del gabinete, del Congreso, de gobernadores priistas y de la administración o será el nuevo jefe de la Oficina Presidencial?


Videgaray tiene profunda influencia sobre Peña Nieto, y es más factible que opere desde Los Pinos, a unos cuantos pasos del Presidente, que desde Bucareli. Tan cercana es la relación político-personal entre Peña y Videgaray que se está dejando, en gran medida, esta decisión a quien fuera coordinador de la campaña.


Aún más: para Gobernación se está impulsando a Pedro Joaquín Coldwell. Sin embargo, Peña Nieto le endosa a Coldwell el pésimo control de daños que se hizo tras su visita a la Universidad Iberoamericana, detonante del surgimiento de #YoSoy132. Ese es el principal obstáculo para el actual líder del PRI.


Hace un mes se daba como un hecho la llegada de Osorio Chong a Gobernación. Pero los casos Soriana, Monex y compañía han provocado, a querer o no, estragos en algunos priistas. Sin duda. Y ello le ha pegado al hidalguense.


¿Y Jesús Murillo Karam? Podría ser una tercera vía para la Segob, aunque su perfil encajaría también en lo que él prefiere: la PGR o la Secretaría de Seguridad Pública federal. Sin embargo, enfrente está la posible continuidad de Genaro García Luna y su equipo.


Esto es clave: desde Washington se insiste en que el gobierno de Peña Nieto —de recibir la Constancia por parte del TEPJF— debe comprometerse a seguir con la misma línea del calderonismo en el combate al crimen organizado y a su brazo más poderoso: el narcotráfico.


Ratificar a García Luna garantizaría esa continuidad. Nombrar a otro implicaría, por fuerza, enviar el mensaje de un cambio de estrategia. Será decisión de Peña.


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Días antes de renunciar como procurador de Justicia del Estado de México, Alfredo Castillo comentó a sus colaboradores que estaban frente al próximo procurador general de la República. Es probable. De hecho, desde ayer se reportó con el primer círculo del ganador de la elección presidencial. Castillo es un personaje que ha creado polémica. Ser fiscal del caso Paulette —uno de los más sospechosos y oscuros en la historia de la justicia mexicana— es un hecho irrefutable, que seguramente opera en su contra. Y no es cuestión de filias o fobias. Es, únicamente, checar su trayectoria y su expediente.


Pero hay otros grupos que reclaman la titularidad de la PGR. Aquellos que durante la campaña apoyaron a Peña. Ahora —y que nadie se asuste: así ocurre en la política de cualquier país— reclaman derecho de piso. O de gabinete. Ven en Castillo a un procurador que será cuestionado desde el primer día. Lo perfilan como punto débil del seguramente futuro Presidente.


La pregunta aquí es: ¿qué tanto le conviene a Peña Nieto pero, sobre todo, a México, un titular de la PGR con el historial de Castillo?


Otra respuesta que depende de Peña.


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En el Congreso, Peña Nieto tendrá un aliado más que valioso: Manlio Fabio Beltrones, quien en su momento, personalmente, le pidió a Peña no incluirlo en su gabinete.


El sonorense garantiza negociación política con el PAN y con el PRD en la Cámara de Diputados. Será el hombre clave en San Lázaro. De hecho, Beltrones fue el facilitador político de la reforma fiscal —aun con sus limitaciones y enredijos legales— del gobierno de Calderón, con quien hizo mancuerna durante la primera mitad del sexenio. ¿Qué pasó después? El carácter impredecible de Calderón terminó con la alianza. Beltrones será factor determinante en la operación política. Peña lo sabe. Y seguramente lo utilizará.


De Emilio Gamboa ni siquiera vale la pena desperdiciar espacio. Basta revisar su historia. Y punto.
Peña Nieto es hermético en la conformación de su gabinete.


Ya veremos si se va con los amigos. Con los profesionales. O con los de Toluca.

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