jueves, 23 de agosto de 2012

¿Quién puede ganar con la crisis del euro?

Matthew Lynn


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No se llega a ser gestor multimillonario de un fondo de cobertura regalando dinero a los inversores. Por eso cuando Louis Bacon, uno de los grandes del sector, con un historial de veinte años obteniendo rendimientos estelares para sus inversores, decide que los mercados se están comportando de una manera tan extraña que ni siquiera él los entiende, los demás deberíamos tomar nota.
La decisión de devolver una cuarta parte del dinero de su fondo macro (unos 2.000 millones de dólares en total) esconde un argumento revelador. La crisis del euro se ha vuelto tan compleja y politizada que resulta imposible ganar dinero.

Aunque es verdad que la crisis del euro no ha producido aún un George Soros o un John Paulson (alguien que apueste contra la corriente y gane a lo grande), eso no significa que no vaya a aparecer tarde o temprano. Es más, por una vez Bacon se equivoca. Habrá grandes ganancias para los inversores más listos, aunque habrá que esperar algunos años.
Bacon parece sostener que los políticos como la canciller alemana Angela Merkel han conseguido que el mercado no pueda seguir su curso normal. Los precios y resultados están tan manipulados por presidentes, cancilleres y banqueros centrales que han dejado de tener sentido y por eso resulta imposible predecirlos. "La implicación política es extrema. No se había visto nada igual desde la posguerra", comentó Bacon en una entrevista. "Están tratando de desbaratar los resultados naturales del mercado. Sorprende lo importantes que pueden ser las decisiones de una sola persona (Angela Merkel) para los mercados internacionales".
Algo de razón tiene. Cuesta hacer dinero cuando una cumbre a altas horas de la noche entre el presidente francés y el primer ministro español puede cambiar de repente las reglas del juego, aunque pocos llorarán por ello. Pese a lo que algunos en la comunidad de los fondos de cobertura puedan pensar, los mercados financieros no están ahí para que los multimillonarios jueguen a los bandoleros. Es más, a la mayoría de la gente le parecerá bien que los especuladores no sean capaces de ganar dinero con la crisis.
Pero, a decir verdad, el argumento de Bacon tiene un elemento interesante. Hasta ahora, no ha habido ningún George Soros capaz de amasar miles de millones apostando contra el precursor del euro, el mecanismo de tipos de cambio de principios de los noventa. Ni tampoco ha habido un John Paulson que consiguiera una fortuna apostando contra el mercado estadounidense de hipotecas basura en la última década.
Eso tiene tres explicaciones. Una es que los precios se han mantenido sorprendentemente bien hasta el momento. El propio euro apenas ha bajado marginalmente frente al dólar, de 1,35 en marzo al 1,23 actual. No se puede llamar colapso, sino la clase de movimiento típico de un año soso sin demasiado que contar. Los bonos alemanes se han comportado bien, al igual que los franceses, pese a todas las predicciones de que el país sería el próximo en la lista negra del mercado de bonos. Si ha tomado posiciones cortas con los bancos italianos, ha hecho bien, aunque no es exactamente un gran mercado y habrá tenido que ser muy ágil para no quemarse cuando subieron los precios.
Después, el que apueste contra el euro se enfrenta al Tesoro alemán y al Banco Central Europeo, dos instituciones con amplios recursos y más capacidad que la suya. El euro tal vez sea insostenible a medio plazo, pero los países ricos pueden hacer muchas cosas para posponer lo inevitable y habrá que esperar un tiempo hasta que la élite europea esté dispuesta a tirar la toalla de la moneda única. En tercer lugar, ¿con qué comerciar exactamente? No existe un instrumento obvio que se pueda comprar si cree que el euro dejará de existir dentro de cinco años. Tampoco lo había con el mercado de hipotecas basura de Estados Unidos, aunque eso no impidió que los más astutos lo encontraran. Tal vez haya un fondo inteligente en alguna parte que haya dado con el activo que subirá si la moneda única se desintegra, aunque si existe lo tienen muy bien guardado.

Se podrá ganar dinero... pero no todavía

¿Tiene razón Bacon? ¿Será verdad que nadie puede beneficiarse de la crisis? No exactamente. Se podrá ganar dinero? pero no todavía. No hay estrategias de éxito para esta fase de la crisis. Las únicas oportunidades reales tendrán lugar cuando la moneda única se acabe disolviendo. Llegado ese momento, surgirán dos grandes negocios.
Uno será vender Alemania. Pese a lo que tanto se dice, Alemania será la gran perdedora de la crisis a medio plazo. Una moneda artificialmente baja ha convertido el país en una máquina exportadora (China con salchichas). Con su propia moneda, que subirá en valor, sus fabricantes desaparecerán del mapa. Y sus bancos tendrán que cargar con todas las pérdidas de la deuda de los países periféricos. Habrá quiebra durante toda una generación.
El otro será comprar títulos españoles e italianos. Ambos países tienen muchas grandes empresas de éxito, del comercio minorista a la alimentación, pasando por la ingeniería. Si se salen del euro, renegarán de sus deudas o las verán condonadas. Y las nuevas monedas se devaluarán masivamente, dando un empujón competitivo instantáneo a las industrias nacionales. Ambos proporcionarán un impulso considerable y, juntos, turboalimentarán las economías. Se recuperarán mucho más rápido de lo que se espera y también sus mercados de capital, que ya comercian a nivel de saldo. Ambos negocios van contra la marea (que se apiñará junto al nuevo marco y desechará la peseta y la lira) y serán grandes vencedores, aunque todavía habrá que esperar algunos años más -un horizonte quizá demasiado lejano para un gestor de fondos-.
Matthew Lynn, Director ejecutivo de la consultora londinense Strategy Economics.

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