miércoles, 15 de agosto de 2012

Sobre la política exterior de EE.UU. hacia la región Asia-Pacífico

Sobre la política exterior de EE.UU. hacia la región Asia-Pacífico

Printer-friendly versionSend to friendpor Justin Logan

Justin Logan es analista de política exterior del Cato Institute.
Brad Glosserman ha escrito un artículo provocador (en inglés) que dice que el reequilibrio de EE.UU. hacia la región Asia-Pacífico no se trata del "miedo a China". Miedo puede ser una palabra demasiado fuerte, pero el argumento sigue siendo incorrecto. Por supuesto que se trata de China.
Es revelador que el mismo artículo de Glosserman trata solamente sobre China. Por ejemplo, menciona el apoyo de Washington a la libertad de navegación en el Mar de China Meridional. Pero los roces recientes no han sido entre Vietnam y las Filipinas. No es Malasia la que se proclama soberana de casi todas las aguas territoriales que hay allí. No, el pánico actual (en inglés) en el Mar de China Meridional es totalmente debido a China.

Glosserman admite que la "noticia principal" acerca del Foro Regional de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN, por sus siglas en inglés) de este año fue la tensión entre Washington y Beijing, y que esta tensión fue tan poderosa que impidió a los miembros de la ASEAN emitir una declaración conjunta (en inglés).
Sin embargo, el problema es más profundo que eso: Con Washington insistiendo en ponerse en medio de los conflictos asiáticos que involucran a China, los miembros más pequeños y débiles de la ASEAN están jugando a poner a China en contra de Washington y viceversa, tratando de ver cuál lado valora más su apoyo. Como señalo (en inglés) el académico tailandés Thitinan Pongsudhirak, los miembros de ASEAN "no quieren que China y EE.UU. estén de acuerdo en todo. Esas tensiones y rivalidades les da a ellos influencia y poder de negociación". Del mismo modo, Japón y Corea del Sur acaban de permitir que sus diferencias históricas obstaculicen una cooperación más estrecha en la defensa. La razón por la cual permitieron que esto sucediera, como Stephen Walt observa (en inglés), es que EE.UU. está dispuesto a ayudar a pagar el costo de la defensa de estos países.
El único párrafo en el artículo que ofrece posibles explicaciones alternativas de por qué estamos "reequilibrando" consiste de abstracciones. Las verdaderas razones, de acuerdo con Glosserman, son el deseo de Washington de "contrarrestar la narrativa del declive de EE.UU. en la región del Asia-Pacífico" y su "determinación de desempeñar su papel histórico en la región". Pero, ¿quién podría producir este relato del declive de EE.UU. y a quién le importaría esta narrativa sino es China? Además, ¿cuál es nuestro papel regional histórico?
Nuestro papel histórico ha sido el de infantilizar a nuestros socios (en inglés) para obtener mayor control sobre la política de Asia Oriental. Y como John Mearsheimer señala (en inglés), la evidencia es muy clara: No toleramos la competencia de iguales. No toleramos a la Unión Soviética, no toleramos una tercera fuerza en Europa (en inglés), y hay pocos indicios de que querremos tolerar a China.
La respuesta habitual a este argumento es que no estamos conteniendo a China porque estamos comerciando con ella. Es cierto que estamos comerciando, pero nuestra política militar está claramente diseñada para contener a China. Considere lo siguiente: Si China fuese mucho más poderosa que EE.UU., y los líderes chinos gozaran (en inglés) de su propia versión del estatus de ser la potencia principal del Hemisferio Occidental (en inglés), cultivando aliados y colocando bases navales en Cuba y Venezuela, y armando a quienes nosotros consideraríamos como los separatistas hawaianos (Taiwán), incluso si tuviesen una relación comercial con nosotros, lo veríamos como un intento de contenernos. Yo y otros nos hemos preocupado por las contradicciones de nuestra política (en inglés) de "contención con comercio" (en inglés), pero la interdependencia no significa que no se de una competencia en cuestiones de defensa, como lo evidenció la Primera Guerra Mundial.
A pesar de las protestas en sentido contrario, no estamos mejorando nuestras relaciones con Vietnam y las Filipinas para hacer frente al tráfico de drogas o a la piratería. No estamos gastando cientos de miles de millones de dólares en plataformas para respaldar nuestro nuevo "concepto operacional" AirSea Battle (en inglés) con el fin de realizar una mejor ayuda humanitaria. No, como el Jefe de Operaciones Navales y Jefe de la Fuerza Aérea sostuvo (en inglés) recientemente, AirSea Battle es necesario porque:
"Algunas potencias emergentes que parecen estar en búsqueda de la hegemonía regional esperan emplear estrategias para aislar a otros actores regionales de la intervención militar estadounidense, permitiéndoles intimidar con mayor eficacia y coaccionar a los estados vecinos".
Argumentar que nuestra política asiática no trata principalmente acerca de China, es como decir que nuestra política en el Medio Oriente no se trata principalmente acerca del petróleo e Israel. El peligro de repetir una y otra vez que nuestra política no tiene qué ver con China es que podríamos llegar a convencernos a nosotros mismos, pasando por alto los problemas importantes de la política en sí.

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