
Miembros de los medios de comunicación se reúnen frente a la embajada
ecuatoriana en Londres, donde se realizan manifestaciones a favor de
Julian Assange.
Vicente Echerri
Un nuevo episodio vuelve a resaltar esta semana la saga de Julian
Assange, el notorio fundador de Wikileaks: Ecuador le ha concedido
finalmente el asilo político, apenas un día después de que el gobierno
británico le comunicara a la cancillería ecuatoriana que estaba
considerando retirarle la inmunidad diplomática a su sede en Londres
para proceder al arresto del prófugo, a quien Suecia reclama –debido a
la acusación de dos mujeres– por asalto y violación sexuales.