Yo
no me río de Elba Esther
Salvador Camarena
Se ha vuelto deporte nacional criticar a Elba Esther Gordillo por sus, singulares pero rutinarias, pifias. En sus intervenciones públicas, como la del lunes pasado, cuando no supo leer una cifra, la líder magisterial regala al respetable increíbles lapsus linguae.
Esos dislates se han convertido, gracias a los medios de comunicación y a las redes sociales, en un ritual de escarnio. Representan al mismo tiempo un ejercicio tonto, de saldo negativo para la ciudadanía: bromas, chistes y carcajadas que son en realidad estéril frustración.
Salvador Camarena
Se ha vuelto deporte nacional criticar a Elba Esther Gordillo por sus, singulares pero rutinarias, pifias. En sus intervenciones públicas, como la del lunes pasado, cuando no supo leer una cifra, la líder magisterial regala al respetable increíbles lapsus linguae.
Esos dislates se han convertido, gracias a los medios de comunicación y a las redes sociales, en un ritual de escarnio. Representan al mismo tiempo un ejercicio tonto, de saldo negativo para la ciudadanía: bromas, chistes y carcajadas que son en realidad estéril frustración.