Argentina: Basta de estatización disfrazada
El sistema de transporte por tren y
subterráneos de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires está en
crisis. En realidad, lo que está en crisis terminal es el particular
“modelo” que impuso el ciclo kirchnerista, en reemplazo del esquema de
asociación público-privado que predominó hasta que la explosión de
2001/2002 barrió con todo el marco contractual de las concesiones.
En lugar de readaptar los contratos a
las nuevas condiciones macroeconómicas, adecuando compromisos de
inversión, calidad del servicio y precio del viaje, corrigiendo fallas
regulatorias y de control y estableciendo un esquema de subsidio a la
demanda para los sectores de menores ingresos, el Gobierno prefirió
convertir los contratos de concesión en meros marcos formales y, en la
práctica, instrumentó una “estatización con testaferro”. Congeló
precios, los reemplazó por subsidios a la operación, mantenimiento e
inversión y dejó que esos fondos públicos los administraran los
operadores privados, en complicidad con los sindicatos, sin control y,
en algunos casos, con mucha corrupción.