lunes, 20 de agosto de 2012

¡Despierta México!


Luis González de Alba

Hemos llegado a niveles espeluznantes de monomanía: todo lo que ocurre en el mundo, y por ende en México, está maliciosamente planeado por fuerzas que los despiertos, inteligentes, suspicaces nos desvelan con el sencillo método de mantenerse atentos al engaño sutil, a la manzana envenenada.
 
Las redes sociales son una forma encantadora de relacionarse con los amigos, mostrarles nuestras fotos, subir nuestras canciones preferidas, notas que deseamos compartir. Pero la palabra “encantadora” tiene también un sabor a puchero de bruja, a caldos de Merlín hipnóticos que distribuyen los medios.


Si en otros siglos los humanos atribuyeron la peste a prácticas de brujería secretas, las nuevas generaciones encuentran la fuente del mal en los medios: la prensa corrupta, las televisoras al servicio de “los de arriba”, las cadenas multinacionales que nos imponen comida rápida o ropa, futbol, series de TV, cine de Hollywood: valores “ajenos a nuestra idiosincrasia” decía el PRI de antes… y los chavos de hoy.


Macabro perol que Washington revuelve para manipularnos. “Manipulación” es el equivalente moderno de “brujería”. Está clarísimo que “la mafia” se conjura contra “la gente”, versión moderna del sesentero “pueblo”, versión sesentera del treintero “proletariado”.


El gran mal es que los medios “no son democráticos”. Y toda definición de eso conduce a un paraje bien conocido: la censura previa. Un puñado de opinadores vendidos a… a quien sea, pero vendidos, se emperra en mostrarnos un mundo del color que dicta “la mafia”. La gran conjura judía está algo desprestigiada. Lo de hoy no es tan concreto y observable, el mal es abstracto y consiste en hacernos creer que las apariencias son reales: Platón reducido a versión rústica de su duda ante el engaño de los sentidos.


El colmo: alguien en Facebook hizo una broma: el triunfo de la selección olímpica mexicana en Londres fue una cortina de humo para ocultar X que oculta Y que oculta Z. Ponga usted lo que quiera. No pocos lo tomaron como evidencia irrefutable.


Que Brasil, nada menos que Brasil, se haya vendido, que el cabezazo del posible empate haya parecido tan real, que el ángulo de la portería haya sido el exacto para desviar el balón y no marcar el tanto, sólo demuestra el genio del jugador vendido y la sincronía de los conjurados, Brasil incluido.


El pago para comprar la final olímpica es lo de menos: algo acordaron que los de a pie ni sospechamos. Y el porqué es evidente: cubrir la guerra de exterminio disfrazada de combate a la delincuencia. Una frase lo dice todo: “Los acusamos de corruptos, no de pendejos”. La falta de pruebas demuestra la habilidad del criminal. Sólo un televiso no ve tan magna evidencia.


La broma era tan extravagante que a muchos les pareció ajustada al espíritu de los tiempos y a la “manipulación” de los humanos. Nos engañan los gringos con que pusieron en Marte un aparatejo: ¡pero si está “científicamente comprobado” que los humanos no han podido crear un cohete que venza la atracción terrestre!


Preguntar dónde se publicó esa comprobación es hacerle el juego al Poder. Un cartón genial, también en FB pone al Curiosity enviando imágenes de un desierto… pintado en una manta que unos marcianos ponen ante la cámara y así nos ocultan la futurista ciudad que hay detrás.


La idea de una naturaleza humana prístina, previa a todo roce social, a todo anuncio comercial, a todo guapo modelando los calzones que nos quieren vender y toda guapa con la belleza que el Poder desea infiltrar en las conciencias (por inescrutables pero siempre aviesos propósitos), es ingenua y conservadora: supone un estado innato de la conciencia humana sin mancha de influjos externos.


Después nos manipulan y conforman a las exigencias del mercado. Medio suena a Rousseau, pero en trivial; se cree profundo y es frívolo. El clamor ¡Despierta México!, requiere un país dormido, mejor aún adormecido por una mafia, pocos, los ganones de siempre… y siempre sin nombre.


La “lucha contra la imposición a tambor batiente”, voceada en Atenco, es una obligación de los despiertos.


Poco importa si universitarios escriben concluciones (sic). Entre las pruebas de la imposición del PRI están, certificadas ante notario: En Guerrero, 2 guajolotes; en Campeche, 2 patos; en Zacatecas, una gallina; en Veracruz, un cerdo; y un chivo que se encuentra por ahí… 2 destapadores, un trapo, un envase de refresco…


No, no es broma.

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