 Reuters
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Ben Bernanke 
Primero, la Fed ya lo ha intentado en 
dos ocasiones previas y el banco central es reticente a probarlo 
nuevamente debido a que esta liquidez podría generar mayor inflación más
 tarde. 
La Fed ha estado considerando la idea de una QE adicional durante la 
mayor parte del año, pero ha demorado cualquier medida en repetidas 
ocasiones con la esperanza de que su otro esfuerzo por estimular a la 
economía estadounidense, conocido como Operación Twist, cumpla con ese 
objetivo. 
Bueno, ahora la Operación Twist está llegando a su fin y, quién lo 
iba a decir, la economía estadounidense está mostrando un poco más de 
resistencia, luego que los datos de ventas minoristas publicados el 
martes mostraran un casi impactante aumento del 0,8% el mes pasado. 
Idealmente, a la Fed probablemente le gustaría ver si este incremento
 en la demanda de los consumidores se traducirá en más empleos, una de 
sus medidas clave de la recuperación. 
Ciertamente, los mercados financieros comenzaron inmediatamente a 
descontar una demora en cualquier nueva operación de QE. Los 
rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense nuevamente subieron a
 niveles registrados por última vez a fines de mayo, al menos para los 
títulos a 10 años. 
Además de los sólidos datos de ventas minoristas, existe otra razón 
por la que la Fed podría estar interesada en demorar una QE adicional: 
las elecciones en Estados Unidos. 
Si relaja la política demasiado cerca del sondeo de noviembre, podría
 ser acusada de ayudar al presidente Barak Obama al intentar estimular 
la economía. Por lo que esperar hasta diciembre para lanzar una QE 
adicional ciertamente parecería ser una opción más atractiva para el 
banco central. 
Pero una demora hasta ese entonces podría ser perjudicial, no solo para la economía mundial sino que para la de Estados Unidos. 
La evidencia reciente sugiere que China, que previamente fue el motor
 del crecimiento mundial, continúa estancada, con su economía 
dependiendo aún demasiado de las exportaciones y con los mercados 
financieros esperando que Beijing relaje pronto la política. 
Japón, que desde hace tiempo sufre de una deflación, no ha podido 
mostrar señales de una mejora sustentable y el Banco de Japón está 
considerando una vez más medidas adicionales para estimular el 
crecimiento. 
Para Estados Unidos, es tal vez el constante flujo de noticias 
negativas provenientes de la zona euro lo que debería asegurar que la 
Fed no se ha vuelto complaciente sobre una QE. 
Las nuevas cifras del PIB del segundo trimestre, publicadas esta 
semana, tal vez mostraron que Alemania sigue creciendo un poco más de lo
 esperado. Pero, debido a que la mayoría de los otros miembros de la 
eurozona siguen firmemente en recesión, y la crisis de deuda muestra 
pocas señales de una resolución anticipada, la posibilidad de que 
Alemania sea arrastrada a una recesión es cuestión de meses. 
La propia Fed ha señalado por mucho tiempo que los problemas de la 
zona euro actúan como un lastre para la recuperación de Estados Unidos. 
Por lo que si quiere intentar asegurar que la crisis de deuda de la 
eurozona no se intensifique, y que Estados Unidos pueda reemplazar a 
China como el motor de la recuperación mundial, la Fed debería 
considerar tratar de acelerar su recuperación con la introducción de una
 flexibilización cuantitativa adicional en la próxima reunión del Comité
 de Mercados Abiertos en septiembre. 
 
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