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martes, 21 de agosto de 2012

Cuba: Por qué fracasó la república que soñó Martí

Cuba: Por qué fracasó la república que soñó Martí

Jose-martiPor Carlos Alberto Montaner
La destrucción de la moral pública causa bien pronto la disolución del Estado.
(Simón Bolívar)
Durante el primer medio siglo de vida independiente, los cubanos solíamos referirnos nostálgicamente a "la república que soñó Martí". Era un recurso retórico generalmente utilizado para quejarnos de la realidad política y social del país. Lo que allí sucedía, aparentemente, no era lo que Martí se había propuesto crear. Algo había salido mal. Algo no había funcionado. ¿Qué sucedió? ¿Qué era lo que tenía Martí en la cabeza cuando convocó a la lucha por la independencia en 1895, y por qué embarrancó aquel proyecto que tanta sangre y sacrificio costara? Los papeles que siguen tratan de responder esas dos preguntas.
La forja de un nacionalista romántico
A los 16 años, en 1869, Martí tuvo su primer encontronazo con la justicia española por defender la independencia de Cuba. Probablemente, entonces pesaba más en él la influencia de su admirado maestro Rafael María Mendive, director de la escuela San Pablo, que la de sus padres españoles. Mendive, ex discípulo de José de la Luz y Caballero en el legendario colegio El Salvador, era un intelectual de personalidad agradable, buen poeta romántico, mientras que don Mariano, el padre de Martí, era un militar de bajo rango, limitada educación y no muy buen carácter, de manera que es explicable que aquel niño sensible y extremadamente inteligente que fue Martí, sin advertirlo, y sin dejar de profesar un gran cariño a su padre, haya efectuado psicológicamente un cambio de modelo paterno, colocándose bajo la autoridad moral de su admirado maestro y mentor.

jueves, 16 de agosto de 2012

¿Fracasó el "neoliberalismo"?

por Adrián Ravier


Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.
Nadie sabe bien qué es el neoliberalismo, pero lo que parece estar claro en la opinión pública argentina, es que ha fracasado.
Muchos lo identifican con el “Consenso de Washington”, pero Nicolás Cachanosky ya ha señalado que resulta difícil identificar a Argentina con aquel plan. De hecho, la corrupción, el excesivo gasto público, los recurrentes déficits fiscales, el mercantilismo del Mercosur y la falta de un sistema republicano de gobierno, con respeto por las instituciones y la división de poderes, no parece ser consistente con el “liberalismo”. En lo que sigue, no intentaré volver sobre la disputa comentada, sino señalar que varios países latinoamericanos, a pesar de sufrir el impacto de la crisis del tequila de 1995, la crisis asiática de 1997, el default ruso de 1998, la devaluación de Brasil en 1999 y las depresiones estadounidense y argentina de 2001, aun así continuaron por el mismo camino “neoliberal” y los resultados fueron positivos.
Dos caminos alternativos