El mundo del antitrust guarda una gran similitud con el país de
las maravillas de Alicia: todo parece ser y sin embargo al mismo tiempo
no lo es. Es un mundo en el que la competencia es alabada como el axioma
básico y el principio rector, y sin embargo “demasiada” competencia es
condenada como “salvaje”. Es un mundo en el que las acciones diseñadas
para limitar la competencia son tildadas de criminales cuando son
acometidas por empresarios y sin embargo son alabadas como “ilustradas”
cuando son iniciadas por el gobierno. Es un mundo en el que la ley es
tan vaga que los empresarios no tienen manera de saber si determinadas
acciones serán declaradas ilegales hasta que escuchan el veredicto del
juez.
A la luz de la confusión, contradicciones y disquisiciones
legalistas que caracterizan el reino del antitrust, sostengo que todo el
sistema antitrust tiene que ser revisado. Es necesario averiguar y
establecer: a) las raíces históricas de las leyes antitrust, y b) las
teorías económicas sobre las que se fundamentan estas leyes.
(Alan Greenspan, Capitalism, The Unknown Ideal)
De acuerdo con la sugerencia de Alan Greenspan, este trabajo está
estructurado de tal modo que trata de aclarar las condiciones históricas
en que surgen las primeras leyes antitrust y de explicar los principios
de partida de las teorías económicas que sostienen dichas leyes. Así
que trataré de esbozar primero el cuadro de los orígenes de la primera
ley antimonopolio, la Sherman Act, y después pasaré a analizar los
erróneos conceptos que se esconden detrás de los principios económicos
que dan cobertura a la teoría de la competencia perfecta, base de las
políticas antitrust.