Por Hernando de Soto
Hernando de Soto es el ganador del Premio Milton Friedman para el Avance de la Libertad 2004.
 Este ensayo es un extracto de su discurso de aceptación en San 
Francisco el 6 de mayo. De Soto es el fundador del Instituto Libertad y 
Democracia en Perú y autor de dos libros: El Otro Sendero y El Misterio del Capital. Publicado por cortesía de Cato Institute.
Las
 personas que despertaron nuestro interés intelectual en el Perú, en el 
cual las cosas no habían estado funcionando después de 12 años de 
régimen militar izquierdista, fueron Rose y Milton Friedman, quienes 
fueron mis primeros invitados en 1979. 
Una de las
 cosas que Milton nos enseñó cuando estuvo en Lima fue que no había 
“almuerzo gratis”. Lo que no mencionó fue que había libros gratis. Luego
 de cinco años de aquella visita, Milton y Rose me mandaron un libro 
llamado La Tiranía del Status Quo. Ese libro me 
impresionó sobremanera, porque para ese entonces nuestro instituto ya 
había organizado a cientos de vendedores ambulantes y buscaba maneras de
 conseguir ratificar políticas que les facilitara ganarse la vida.
La Tiranía del Status Quo
 advertía "luego de unos cuantos años del gobierno de Reagan" sobre cuan
 difícil resultaba romper el Triangulo de Hierro de los beneficiarios, 
políticos y burócratas, el cual protegía el status quo y postergaba 
cambios de urgente realización. 
Nosotros, en el 
Instituto Libertad y Democracia (ILD), descubrimos que había un gran 
respaldo popular para un cambio en los países en vías de desarrollo. A 
pesar de ser catalogados como “los pobres”, nosotros entendimos que esos
 mismos pobres no podrían estar sobreviviendo sino fuese por su espíritu
 empresarial. Y mientras que otros, como Fareed Zakaria señalaba, decían
 que mil millones de personas subsistían con un dólar diario y quizá dos
 o tres mil millones vivían con no más de $2 o $3 al día, nadie mencionó
 que había cuatro mil millones de individuos que eran pobres, 
empresarios y que eran excluidos completamente de la economía global e 
incluso de la nacional, debido a una carencia total de derecho. 
Ya
 no estamos en el Tercer Mundo rural de los años sesenta. La población 
de Puerto Príncipe es 17 veces mayor de lo que era 35 años atrás. La 
población de ciudades en Algeria es 15 veces lo que solía ser. En 
ciudades ecuatorianas, 11 veces. Y países que eran mayoritariamente 
rurales cuando comenzamos nuestra labor, son urbanos hoy en día. Esos 
ciudadanos pasaron a convertirse en hombres de negocios y a aprovechar 
la división de trabajo que las ciudades ofrecen.
El Surgimiento de las Ciudades 
Los
 países pobres necesitan la clase de soluciones que los países 
desarrollados adoptaron en el siglo XIX, no aquéllas del siglo XXI. Lo 
que ocurrió en Occidente en el siglo XIX está ocurriendo actualmente en 
países en desarrollo. “Oliver Twist” ha llegado a la ciudad, pero él y 
sus amigos aún no han sido reconocidos por las instituciones financieras
 internacionales o por la mayoría de los programas bilaterales de 
algunos países desarrollados. Peor aun, él ni siquiera ha sido 
reconocido por la mayoría de personas en los países en desarrollo 
quienes creen que los vendedores ambulantes son un problema o que la 
manufactura informal fabrica productos de mala calidad. 
Mientras
 más consciente sea la gente de las condiciones reales en los países en 
desarrollo, donde viven cinco mil millones de la población total mundial
 de seis mil millones de personas, mejor podrán los políticos darse 
cuenta que el mayor respaldo para un cambio reside en los empresarios 
pobres.
La Riqueza de las Naciones 
Mi
 país, Perú, tuvo un presidente de origen japonés por 10 años. Su nombre
 era Alberto Fujimori. Los Fujimori era una de más de un millón de 
familias que vinieron del Japón a Perú y Brasil en los años 30 y 40. 
Ahora,
 el hecho que los Fujimori vinieran al Perú y los Yoshiyama se fueran a 
Brasil no es de relevancia. La pregunta más importante es: ¿Porqué los 
Toledo y los Lula no fueron a Japón? Ellos no se fueron a Japón porque 
Perú tenía un ingreso per cápita de 25 por ciento más que Japón en 1940 y Brasil tenía un ingreso per cápita
 50 por ciento más grande que este último. Obviamente, Japón hizo algo 
en los últimos 50 años que lo hizo 10 veces más rico que el Perú. ¿Qué 
pasó? 
Después de la Segunda Guerra Mundial, fue 
implementado un plan que se inició en Honolulú en 1942 bajo la 
supervisión de MacArthur. Como Mao Zedong en China, los norteamericanos 
básicamente destruyeron el sistema feudal en Japón que ellos pensaron 
era el problema central del expansionismo japonés en Asia. Sin embargo, 
en contraste con la China de post-guerra, se pusieron los cimientos para
 la creación de un amplio sistema de propiedad privada. 
Al
 desintegrar el sistema feudal y crear un frente más amplio de apoyo 
ciudadano a favor de una economía de mercado, se transformó Japón y sus 
dos colonias: Taiwán y Corea del Sur. En 1978, Deng Xiaoping reflexionó y
 dijo, “Saben, no me interesa de qué color sea el gato siempre y cuando 
atrape ratones”. Y ahora el gigante de Asia continúa fortaleciéndose en 
base a un amplio sistema de propiedad.
El “Fenómeno Adolf Busch” 
En
 el pasado, Estados Unidos como parte de su política exterior, ha 
transformado países y los ha convertido de economías feudales y 
patrimoniales a economías modernas. Pero, al parecer, hay una tendencia a
 olvidarse de aquellos hechos. Es mucho más sencillo para un ciudadano 
del tercer mundo entender lo que digo que para alguien del primer mundo 
porque estos últimos toman muchas cosas por hechas. 
Karl
 Popper solía llamar a este fenómeno el fenómeno Adolf Busch. Popper y 
un amigo fueron alguna vez a Zurich a escuchar a Busch interpretar a 
Vivaldi. Al pasar del tercer al cuarto movimiento, lo hizo 
maravillosamente, de una manera tal que nadie jamás había oído. Lo 
visitaron después del concierto en su recámara y le preguntaron, 
“Maestro, ¿cómo hizo para ir del tercer al cuarto movimiento?” Y Adolf 
Busch respondió, “Bueno, es relativamente simple”. Se puso el violín al 
cuello y empezó a tocar.
Hablando con la Gente Incorrecta 
Recuerdo
 que en 1988 me pidieron dar un discurso en el Foro Abierto del 
Secretario de Estado de los Estados Unidos. El título de mi presentación
 era “Los Estados Unidos: Por qué Creo Que Están Hablando con la Gente 
Incorrecta”. En otras palabras, la mayoría de estadounidenses hablan con
 ciudadanos tercermundistas que se han occidentalizado, como yo. Pero la
 mayoría de nosotros tenemos intereses creados. No somos en realidad 
capitalistas dispuestos a exponernos a la competencia, somos mas bien 
mercantilistas en busca de privilegios. Aquellos verdaderamente 
interesantes son los empresarios. Pero son pobres y pequeños, y ustedes 
aún no han tenido contacto con ellos. 
En México, 
por ejemplo, cuando estábamos trabajando con el presidente Fox, 
descubrimos que alrededor del 80 por ciento de la población mexicana 
opera en la economía informal. Ellos son dueños de aproximadamente 6 
millones de negocios, 137 hectáreas de tierra y 11 millones de activos 
inmobiliarios. Y todo eso asciende a un valor acumulado de $315 mil 
millones, lo cual es 7 veces el valor de las reservas petrolíferas 
mexicanas y 29 veces el valor de toda la inversión extranjera directa 
desde la independencia de la corona española. 
En 
otras palabras, economías precapitalistas, con orientaciones 
capitalistas, están emergiendo alrededor de todo el mundo. En Egipto, el
 92% de la población entre los que se encuentran los más pobres, tiene 
sus activos prediales fuera de la ley, y el 88% de los empresarios 
operan extralegalmente. Se estima que el valor de tales activos asciende
 a $248 mil millones, lo cual es equivalente a 55 veces el valor de toda
 la inversión extranjera directa en Egipto desde que Napoleón se retiró,
 incluyendo el Canal de Suez y la Represa de Aswan y 70 veces toda la 
ayuda bilateral que ha recibido. 
En otras 
palabras, la mayoría de nuestros recursos no provienen de ustedes en 
Occidente. Sin embargo, son muy amables y aceptamos lo que ustedes nos 
proporcionan, pero en realidad es una gota en un balde de agua en 
comparación a lo que ya tenemos. La verdadera riqueza crece a través de 
los esfuerzos de los empresarios quienes combinan recursos y dividen 
eficientemente el trabajo para incrementar la productividad.
La Importancia de los Derechos de Propiedad 
También
 hemos sido llamados a países como Ghana. Y lo que es interesante, no 
sólo por el Presidente Kufuor, sino también por los jefes de las tribus.
 Ellos leyeron nuestras propuestas y dijeron: “ya no queremos soberanía;
 queremos derechos de propiedad”. La soberanía es algo que la gente 
transgrede. Los derechos de propiedad son mucho más concretos, porque se
 basan en un contrato social arraigado en la reciprocidad del interés de
 un individuo para con otro, y no en el de una nación para con otra. 
Si
 observamos mapas de Europa durante un determinado lapso de tiempo, 
podemos apreciar que la soberanía es extremadamente inestable. Sin 
embargo, si vemos a Alsacia-Lorraine, un territorio que ha sido una y 
otra vez dividido entre Franceses y Alemanes, encontraremos que, no 
importa a quien le pertenezca, Monsieur du Pont aún vive donde siempre 
vivió y Herr Schmidt aún permanece viviendo donde siempre lo hizo. Los 
derechos de propiedad son el resultado de contratos sociales, y se 
mantienen aun cuando la soberanía se fragmenta.
Propiedad y el Estado de Derecho 
Estamos
 tratando de probar que se puede romper el triángulo de hierro 
demostrándoles a los líderes políticos que existe un enorme respaldo 
ciudadano a favor de transitar hacia una economía de mercado. La 
economía de mercado es esencialmente una construcción legal y no todas 
aquellas cosas físicas ¾ autopistas, puentes, aeropuertos, y puertos ¾ 
que el Occidente parece querer darles. 
Si eres 
pobre, y todo lo que en realidad posees es un pedazo de tierra y un 
lugar donde trabajar, así seas un vendedor ambulante u ordeñes vacas, no
 existe nada más preciado para tí que aquello que te pertenece. Pero 
para preservarlo sin leyes tienes que satisfacer a jefes tribales, 
policías deshonestos, políticos corruptos, jueces malos, vecinos 
problemáticos, e incluso terroristas. 
Pero si la 
ley llega y señala que esos derechos son ahora reconocidos, no sólo por 
los vecinos sino también por la policía y la nación entera (ahora los 
podrán comercializar nacional e incluso internacionalmente y la ley los 
protegerá), entonces la gente se interesará por el estado de derecho. 
Pronto
 preguntarán, ¿qué pasa si tienen una disputa y se van a corte? Entonces
 querrán un buen sistema judicial. Y eventualmente se darán cuenta de 
que las leyes pueden ser cambiadas y preguntarán otra vez, ¿quién las 
hace? Y así, les empezará a interesar el proceso político. 
El
 origen del estado de derecho "que permitirá el crecimiento de una 
nación moderna y así traerá paz, estabilidad y prosperidad al mundo" son
 los derechos de propiedad. Y el estado de derecho generará prosperidad.
La División del Trabajo 
Adam
 Smith y más tarde Marx vendrían a decir que la creciente productividad 
en Europa se debió a la división del trabajo. El ejemplo de Smith era 
bien simple. Él dijo que vio trabajar a un par de personas fabricando 
alfileres en las afueras de Glasgow. Siguiendo 18 pasos, eran capaces de
 producir no más de 20 alfileres por día. Pero en otro lugar, vio a 10 
personas dividirse aquellas 18 funciones entre sí. Una persona compró el
 alambre, otra lo cubrió con estaño y luego una tercera desenrolló el 
cable, otras dos lo cortaron, otra persona le sacó punta al alambre, 
alguien más le puso la cabeza al alfiler y así hicieron 48,000 alfileres
 por día. 
Pero si van a los países en desarrollo,
 verán que no necesariamente hay compañías, porque la ley aún no les ha 
llegado. Todo lo que hay son familias. Y las familias tienen 
dificultades poniendo incluso a 10 personas a trabajar. Sólo pueden con 
4. Y entre esos 4 se encuentra el hermano ocioso y el cuñado alcohólico:
 personas que no son buenas fabricando alfileres. Cualquier gerente sabe
 que es importante cómo se combinan los recursos y a quién se contrata. 
Más
 de 4 mil millones de personas carecen de derechos de propiedad sobre 
sus bienes y no pueden acceder a crédito y usarlo como garantía y 
tampoco pueden crear una empresa a través de la cual dividir el trabajo.
 Esto significa que no pueden organizar los insumos ni manejar la 
creación del producto de manera eficiente. No pueden separar los activos
 que pertenecen a los accionistas de aquellos bienes que pertenecen a 
los prestamistas y trabajadores. 
Con sólo unos 
pocos trabajadores pobremente organizados por cada empresa, no importa 
cuántos microcréditos se les otorgue, jamás serán eficientes ni podrán 
competir en el mercado global. El valor no es sólo pura fuerza laboral 
sino también el poder del hombre para dividir el trabajo. A pesar que 
Adam Smith fue un gran hombre, muchos de los primeros liberales nos 
dejaron una herencia de la cual necesitamos deshacernos: la teoría del 
valor-trabajo. El valor no proviene simplemente del trabajo. Proviene de
 soluciones políticas y económicas inteligentes que puedan ayudar a 
incrementar significativamente la productividad.
El Potencial de la Libertad 
Para
 construir naciones modernas, primero tenemos que aprender cómo los 
pobres trabajan y luego debemos estructurar las leyes para que atiendan 
sus necesidades. Al final, peruanos, chinos y norteamericanos queremos 
básicamente las mismas cosas: vida, libertad y propiedad. Y para 
obtenerlas, hay que construir una economía de mercado basada en el 
estado de derecho. Nuestros verdaderos enemigos no son Marx u otros, 
sino aquellas personas que no creen en el potencial de una humanidad 
liberados por el estado de derecho. 
Los enemigos 
de la ilustración son románticos, que se convierten en la clase de 
nacionalistas que no saben cómo hablar de la civilización en el 
singular, aquéllos que creen en múltiples civilizaciones a la misma vez.
 Porque son nacionalistas románticos, marginan a las personas de las 
leyes universales del progreso. Es gente como Samuel Huntington, quien 
en realidad es moderado a comparación de nuestros románticos, quienes 
creen que no deberíamos seguir el modelo de ustedes porque Max Weber los
 convenció que era un modelo anglo-sajón. 
Así 
pues, estoy aquí en Cato, orgulloso de ser el segundo extranjero en 
recibir su premio, rodeado de compañeros latinos y presentado por un 
ex-ciudadano de la India. Ustedes están claramente en el sendero de la 
ilustración porque creen en el potencial de la gente alrededor del 
mundo. Estoy orgulloso de recibir este premio del Cato, que lleva el 
nombre del gran Milton Friedman. Y me siento honrado por la distinción a
 mí conferida, la cual refleja la labor de mis colegas.
 
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